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La rentabilidad de lo sustentable

Los bajos niveles de productividad, en muchos aspectos relacionados a la baja inversión productiva, explican las serias diferencias del ingreso per cápita que prevalece en México frente al de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Los bajos niveles de productividad, en muchos aspectos relacionados a la baja inversión productiva, explican las serias diferencias del ingreso per cápita que prevalece en México frente al de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Por esta razón organismos multilaterales se han dado a la tarea de generar áreas de promoción de la inversión para el desarrollo sustentable, con impacto en la economía, reduciendo la pobreza en mercados emergentes y generando un valor económico agregado a los inversionistas.

De esta forma se acuñó el término Impact Investing, o inversión de alto impacto, refiriéndose a las inversiones del sector privado que tienen como objetivo generar: (i) solidos retornos financieros ajustados por riesgo, así como (ii) retornos de impacto social que ayuden a la disminución de la pobreza y al desarrollo sustentable de la economía en países emergentes.

De acuerdo al estudio: Investing in a Better World, realizado por el Gobierno Británico, 55% de las personas encuestadas en el Reino Unido desearían invertir en productos financieros ligados a indicadores de sustentabilidad, abriéndose así nuevas oportunidades de negocio e inversión para quienes se adhieran a principios de inversión sustentable, particularmente en mercados emergentes, donde las necesidades de desarrollo e inversión son mayores con relación al resto de las economías globales.

La definición de Metas de Desarrollo Sustentable (o SDGs por sus siglas en inglés) como mecanismo de medición de impacto en inversiones para el desarrollo.

Los SDGs son resultado del acuerdo signado en 2015 entre 193 países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de determinar un mapa de ruta para construir un mejor planeta, siguiendo 17 metas de desarrollo. Se estima que a nivel global se requieren inversiones de entre US$5 billones a 7 billones de dólares (o trillones si se quiere usar la nomenclatura en inglés) anualmente para poder alcanzar los SDGs antes del 2030.

Para países en vías de desarrollo o países emergentes, estimaciones definen que las necesidades de inversión alcanzarían los 2.5 billones de dólares (o 2.5 trillones de dólares en nomenclatura en inglés) anualmente. A esta necesidad de financiamiento para mercados emergentes se le ha llamado históricamente “financing gap” pues es una cantidad adicional a las necesidades ordinarias de las economías en vías de desarrollo.

Hacia una inversión socialmente responsable
Al mismo tiempo, y con el mismo concepto de buscar maximizar el impacto de desarrollo en las inversiones que se realizan, se han elaborado otros conceptos que ayudan a crear las condiciones de evaluación de inversiones de una manera responsable, adhiriéndose a principios de evaluación de inversiones en línea con criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ESG por sus siglas en inglés):

Criterios Ambientales: enfocados al respeto y cuidado del medio ambiente por parte de la iniciativa a evaluar.

Criterios Sociales: estos hacen énfasis en las relaciones de la empresa o proyecto a evaluar con sus empleados, clientes, proveedores y sobre todo con las comunidades en las que opera o que podrían ser afectadas producto de la iniciativa en evaluación.

Criterios de Gobierno Corporativo: relacionados con la calidad de la gestión de la empresa, promoviendo la transparencia contable, equidad, principios éticos y legales de empresa y sus funcionarios.

Una correcta evaluación de una empresa o proyecto permite identificar riesgos que podrían afectar negativamente los intereses de los inversionistas, mitigando riesgos que impactarían su rentabilidad.

¿Es posible hacer el bien sin sacrificar mi rentabilidad financiera?
Instituciones financieras para el desarrollo (UBS, Investment Managers, Rockefeller Fundation, U.S. International Development Finance Corporation, entre otras) han documentado el impacto que tiene el ser un Buen Ciudadano en el ámbito de los negocios, principalmente como resultado de la mitigación de riesgos, que al final del día repercute en una disminución del costo de capital de las empresas, además de la apertura a una clase diferente de fuentes de fondeo.

Es claro que el adherirse a los estándares SDGs y ESGs ayudan a la empresa a mejorar su reputación frente a los clientes potenciales de sus productos o servicios, además de ser mucho más atractiva para los interesados en inversiones sustentables.

No es coincidencia que Larry Fink, CEO de BlackRock, firma global de administración de inversiones, reconociera en carta a inversionistas la importancia de la sustentabilidad en la mejora de los resultados financieros y el adherirse requiere de un compromiso que quizá sólo pueda adquirirlo quien es Buen Ciudadano, y vale la pena serlo.

*Gabriel España es Managing Director en Iskali Capital Group (ICG), Banca de Inversión basada en Washington DC, enfocada a proyectos de alto impacto de desarrollo en mercados emergentes.

URL Noticia: https://www.eleconomista.com.mx/revistaimef/La-rentabilidad-de-lo-sustentable-20200707-0093.html

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