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En 10 años, ni presupuesto ni proyectos estatales de restauración ecológica

ABRIL 2021

En 10 años no ha habido presupuesto público ni proyectos gubernamentales de restauración ecológica de las zonas afectadas por los incendios.

Abril comenzó con olor a quemado y la noticia corrió rápido en redes sociales: el Bosque La Primavera se quemaba por segunda vez en el mismo mes. Para el primer incendio, registrado el 1 de abril de 2021, de acuerdo con los datos de las autoridades se requirieron tres días, 554 brigadistas forestales y seis helicópteros para controlar el incendio. El pasado 14 de abril hubo otro incendio que afectó al paraje Los Volcanes, en una de las cuatro zonas núcleo de Área Natural Protegida del bosque.

De acuerdo con Sandra Valdés, académica del Departamento de Hábitat y Desarrollo Urbano del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), e integrante del proyecto Anillo Primavera: "Las autoridades piensan que su trabajo termina cuando se apaga el incendio, pero en realidad el trabajo empieza apagando el incendio porque a partir de ahí es que se tiene que hacer un proyecto de restauración de suelos y del ecosistema”.

Las consecuencias, asegura la especialista, son palpables: en las zonas incendiadas se pierde suelo y cuando no hay suelo, a la hora que cae la lluvia se pierde la capacidad de absorción y el agua corre y ocurre lo que pasó en 2019: “Por ejemplo, con la zona del Boulevard Bosques de Santa Anita, que se venían los escurrimientos de lluvia fuertísimos, de agua y lodo, que afectaron a viviendas y zonas habitacionales vinculadas al bosque”, explicó.

Tampoco existe un proyecto integral de prevención de incendios que incluya la organización de las actividades recreativas que se realizan al interior del bosque en todas las temporadas, y en el que se consideren las actividades que se llevan a cabo alrededor del bosque y en la ciudad que impactan directamente en el polígono inmediato a La Primavera.

Para la académica, “si logramos organizar esas actividades en función de la fragilidad ambiental del bosque podríamos comenzar a pensar que estamos resguardándolo a mediano y a largo plazo, pero mientras no exista una conciliación entre estas actividades y la actividad del bosque, este va a seguir recibiendo las presiones inmobiliarias de crecimiento de la ciudad, las que se generan a partir del desarrollo de Technology Park -al norte del bosque por la carretera a Nogales-, y las que conlleva el crecimiento de los invernaderos para las berries en la zona sur”.
Esta situación impacta no solamente en el polígono interior del bosque, sino también en los corredores biológicos que están afuera del bosque y que conectan la fauna y la flora de este con la Barranca de Huentitán, con el lago de Chapala en la zona de Cerro Viejo y Chupinaya, y con el volcán de Tequila y toda la zona del paisaje agavero.

Valdés detalló que el modelo que se ha seguido para la conservación en los últimos años ha partido de plantear el aprovechamiento de las áreas naturales como un principio de conservación. Pero a lo largo del tiempo se ha demostrado que con este criterio no se ha logrado conservar lo suficiente las áreas naturales y tiene al planeta en la condición ambiental tan preocupante que se vive en la actualidad.

En la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro se propuso el principio precautorio, que indica que si no se puede demostrar que un proyecto sirve para conservar, debe detenerse: “Este principio surge principalmente en apoyo a las comunidades que no pueden aportar elementos técnicos o científicos para la conservación de sus áreas naturales y que se vuelven susceptibles de explotación por parte de las grandes empresas”, considera Valdés.

Convenio

Apenas pocos días antes del incendio, el ITESO, la Univa, la UP campus Guadalajara, la Universidad Marista de Guadalajara y Cástulo Romero Garibay firmaron un convenio de colaboración para trabajar de forma conjunta en la conservación de 410 hectáreas dentro del bosque.

La zona del bosque interuniversitario no se vio afectada esta vez, pero ya se había incendiado en 2019, y los únicos proyectos de restauración han sido por parte de estas casas de estudios. Las universidades, al reunirse, quieren potenciar un modelo de conservación por encima de un modelo de aprovechamiento para esta zona del bosque, en la que se pueda generar un modelo diferente a partir de la generación de conocimiento, educación ambiental y la integración de las comunidades cercanas para impulsar un trabajo en comunidad y la conservación: “Hasta el momento, en el bosque La Primavera no se ha implementado un modelo de este tipo y tampoco se ha implementado en ninguna área natural protegida en nuestro país, entonces sería un modelo innovador para las áreas naturales protegidas y replicable”, indicó Valdés.

Además de los riesgos como la contaminación por humo y partículas suspendidas, o la ola de calor, en temporada de lluvias lo que sucederá es que el bosque, con su capacidad de absorción minada por el incendio que se refleja en que la tierra no es tan porosa, hará que el agua de lluvia escurra por la superficie, lo que provocará inundaciones con mucho lodazal en zonas de riesgo como Arroyo Seco, Lomas de la Primavera o Paraísos del Colli, entre otras, en las que hay personas que están instaladas en lugares irregulares

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